Pasaron varias cosas que ya ni recuerdo todo lo sucedido.
Creo que por allá de noviembre (justo despues de la publicación anterior a esta) tuve que viajar a la CDMX, a pesar de la contingencia por COVID, y doy gracias porque todo salió bien. Anteriormente vivía por allá pero desde que la pandemia llegó a nuestras vidas cambié mi residencia a mi ciudad de origen; volver a la base, después de 7 años en la capital, ha sido una de las cosas más peculiares y bonitas de la pandemia.
Me siento muy feliz de poder apoyar a mi madre en esta circunstancia, gracias a todos los esfuerzos ambas hemos tenído la suerte de no contagiarnos aún y espero siga asi.
Ya, iniciando diciembre, me llegó mi diccionario de Kanjis, me dió mucha satisfacción el ver que la librería japonesa a la que pedía hace años (en línea) sigue teniendo servicio de envío a México. Lo triste de todo esto es que no he podido ponerle la atención debida porque he tenido mis prioridades en otros menesteres.
Para mediados del mes tuve la fortuna de contar con la visita de “E” en la ciudad para celebrar las fiestas navideñas y el fin de año. Me hizo muy feliz tenerlo por estos rumbos.
El plan inicial era que su estancia seria de un mes (hasta mediados de enero), pero por azares del destino se extendió un mes mas y fue lo más bonito del mundo. Eso si, para poder venir a visitarnos tuve que hacerse dos o tres veces prueba COVID para confirmar su estado de salud y no exponerse ni exponernos, ya estando acá la cosa fue más tranquila.
Disfrutamos la cena de navidad, pierna y spaghetti (como todos los años), y en año nuevo me decidí a cambiar la tradición asi que preparé unas costillitas. Quedaron bastante bien para haber experimentado (con el riesgo a que si algo salía mal nos quedabamos sin cena).
Uno de mis perritos enfermó y tuvimos que recurrir con veterinarios, en resumen sucedió que el primero de ellos comentaba que tenía hepatítis y que la espectativa de vida del perrito sería al azar (digo, siempre es un azar pero refiriendose a que podría ser mañana o en algunos meses su partida). Al final tuvimos que volver a recurrir con el primer veterinario que consultamos (hace muchos años atrás con nuestro primer perrito) y nos dió un diagnóstico más favorecedor.
Efectivamente confirmó el daño al higado pero le dió tratamiento para ver si respondía y, hasta el día de hoy, aparentemente va bien. Ya subió de peso, se ve más enérgico y solo queda confirmar que procederá en la siguiente consulta que casualmente es la siguiente semana.
He de decir, después de la pausa hecha con la historia de mi perrito, que convivir a diario con “E” es de las cosas más placenteras de mi vida. Adoro que sea parte de mi familia, me gusta ver que (a pesar de que el inicio dictaba algo distinto) poco a poco ha agarrado el gusto a mis gustos (los que eran ajenos a él) y visceversa. También agradezco que mi familia se lleve bién con él.
A finales de enero nos inspiramos, y agarramos valor, para salir a caminar (con cubrebocas y sana distancia) para minorizar la culpa de tanta comedera y sentí bastante satisfacción a retomar las caminatas.
Pero como todo en la vida, su estancia no podía ser eterna en esta ciudad y a inicios de febrero tuvo que regresar a la CDMX con su familia.
De momento estos días serán de recapitular en donde dejé todo suspendido por las vacaciones y la visita. Ya no tarda en terminar el semestre de Pedagogía y tengo entregas por hacer, anexado al hecho de que no tarda en iniciar el de Sistemas Web y me dieron los resultados de Psicología al inicio de año con resultado satisfactorio. Me he estado saturando de muchas cosas pero me siento muy animada al ver los resultados. Solo tengo que continuar.
Y con respecto a la comida… empezaré de nuevo en estos días que las festividades estuvieron muy intensas.
Que este sea un excelente 2021. 🎉
Atentamente, Cerisselle.